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LO MEJOR

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Es indignante y muy preocupante que todo un pueblo, agobiado por la crisis más del siglo, esté pendiente de la habilidad, de quien no ha demostrado tenerla, para construir un partido que lo eleve hasta el nivel de intocable. Mientras desde su nube, él va desbaratando todo lo que le rodea, y el su vicario juega a una confrontación de juguete, la situación se va degradando y degradando. El país no puede esperar más a tener un gobierno que se centre en los verdaderos problemas de la gente. Mientras la sanidad y las escuelas, la economía y la convivencia, esperan decisiones del gobierno que les ayuden a paliar los efectos de la crisis y de su errática gestión, éste se va desintegrando, pendiente del oráculo de Waterloo.

El señor Puigdemont ha conseguido culminar la primera parte de su estrategia: llevarnos a lo peor. Hemos llegado a niveles que seguro que le satisfacen, invitándole a quedarse permanentemente chapoteando entre sus trifulcas. Pero ahora se trataría de iniciar la segunda parte: lo mejor, aquella que para el pueblo catalán sería perder de vista los vendedores de humo que piden a la ciudadanía sacrificios estériles sólo para mantener su estatus mesiánico.

Señor Torra, las gesticulaciones de cara a la galería y las declaraciones pretendidamente valientes no ayudan al enfermo. Ya no sirven palabras grandilocuentes ni piruetas hechas con red. Querer la independencia es tan legítimo como no quererla, pero eso no justifica el desbarajuste y la miseria a la que ambos nos están empujando sin escrúpulos, ni ética, ni amor a Cataluña, sin tan siquiera un mínimo respeto a los que hasta ahora les han seguido ciegamente, confiados en sus falsas promesas. Tan difícil es reconocer que ahora no toca? Que pensar en dejar España, y por tanto la UE, en estos momentos es un suicidio colectivo que sólo usted, su tutor y sus padrinos desean? Y si ni ahora, ni en un futuro visible, es el momento de irse, a que vienen tantos fuegos artificiales en lugar de una gestión mínimamente coherente. ¿Qué podemos esperar de Waterloo? Nunca tan pocos han hecho tanto daño a tanta gente.

Esto va de democracia, esto va de salvar en lo posible: vidas y formación; trabajo y prestigio; salud, economía y cohesión social. Por todo ello, señor presidente, sean valientes por un momento: pongan las urnas. Y después, ¡váyanse!